Estos principios son una iniciativa voluntaria basada en estándares establecidos por la Corporación Financiera Internacional (IFC en sus siglas en inglés) y el grupo de medio ambiente del Banco Mundial.
Así, todas aquellas operaciones crediticias superiores a los diez millones de dolares deberán contar con una evaluación de su impacto social y medioambiental para poder tener acceso a la financiación.
Además del Banco Santander, con anterioridad ya se habían adherido a esta inicitiava el BBVA, Caja Navarra y "la Caixa".